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Célebre, sí señores.

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Compartiendo con otros veinte compañeros de la facultad una cena, en un viaje de varios días que una materia organizó, dije una frase célebre. Sí, si. Célebre.
De la cocina traían grandes bandejas y las ponían en el centro de la mesa para que cada uno se sirviera lo que quisiera en su plato. Ese día habían cocinado una pasta muy rara, era como un pionono sin relleno. Rollos con tuco.
Una de las chicas, nadie supo porqué, esa noche se autoadjudicó la tarea de servir la comida a cada uno de nosotros. No había necesidad, porque no éramos boy scouts que nos repartíamos las tareas; en todas las comidas anteriores cada quien se servía a su gusto. Yo me rehusaba a darle mi plato, no me gusta que me sirvan porque sí (porque no me gusta servir a nadie). Aparte me gusta elegir lo que como si tengo la oportunidad, porque soy una maniática de la carne sin grasa, detesto la carne llena de nervios y grasa. Por eso me gustan el vacío y la pechuga de pollo. No porque engorde ni nada de eso, sencillamente no me gusta el sabor pero mucho menos la textura. Me da arcadas la textura de los nervios. Y había un rollito que estaba más doradito, y había una parte en donde se notaba que la salsa era la del fondo de la olla, ésa tan sabrosa que queda pegadita en el fondo.
Y llegó mi turno. Y no sabía cómo decirle que se metiera en sus cosas, que coma en paz y me deje servirme sola. Ella es muy hinchapelotas, y quería servirme a toda costa a pesar de que le había dicho “no, gracias, me sirvo yo” . Y me salió decirle, ya casi perdiendo la paciencia: Quiero elegir mi propio rollo. Y le saqué el cucharón de las manos, si mal no recuerdo.
Hubo dos tipos de reacción de la gente que me rodeaba: unos rieron, otros se quedaron medio duros ante la aparente violencia innecesaria. Sólo una persona supo acatarlo como lo que era: una frase célebre. Sí señores. Mica dijo algo así como “qué buena frase!” . Le respondí “Sí, elige tu propio rollo”, haciendo alusión a la serie de libritos que tanto leí de chica. Y a partir de ahí comenzamos a usar esa frase “Elige tu propio ...(loquesea)” en cualquier contexto.
Hasta que un día ella subió un post sobre los problemas que tenía, y yo le comenté “así es, elige tu propio rollo, en la mesa y en la vida”.
Ella la personalizó, y así quedó: “Choose your own rollo”. En la mesa y en la vida.
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Este post fué inspirado en un comentario de Rogelio. Conozcanlón.
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Hilo de pensamientos


Las chicharras hacen ese ruido. Me recuerdan al sauce de la casa de mi niñez, y a las orugas que vivían sobre él, que mi papá mataba con el aire comprimido. Ahora recorro mentalmente el terreno de esa casa. El galpón, cuyas paredes garabateábamos con mi hermano. Siempre lleno de humedad. El ciruelo, que nunca dió ciruelas. Allí aprendí a andar en bicicleta, esquivando a mi hermano que jugaba con pasos torpes bajo el ciruelo. La casa con compuertas, el pino y el jazmín. La enamorada del muro en el galpón y la corona de novia. Muchos de mis recuerdos están asociados a plantas. En un 30% de mis fotos de niña aparezco tocando o abrazando algún animal. Animal!!!! Ese imbécil que me tiró encima el micro mientras manejaba en la ruta. Me gusta manejar. No me gusta ir atrás. Todos los autos zumban atrás. Todos menos el Peugeot 504, como el que tenía mi abuelo, cuyo asiento quemamos con mi primo mientras jugábamos a que fumábamos. También jugábamos a Cristóbal Colón en los charquitos de agua, aplastando a los indios que se interponían en nuestro paso al bajar de nuestros barquitos de papel. Mi primo, que está armando un Falcon. Falcon como el de mi hermano y como el de mi tío Rodolfo. Yo pongo los votos sólo por Rodolfo. León. Zoológico de Luján, tocamos al león. Plaza de Mayo, hace unos años. Tocó León. León Chueco. Me pica la cabeza. Me quedé en blanco... ahora sí, a estudiar.

Ale



Quiero que charlemos de cosas de niños. Con palabras de niños.
Quiero darle un beso. Darle un beso de vieja; así se llaman los besos cuando son muchos y babosos.
Enseñarle los nombres de las cosas que le gustan.
Responder sus preguntas indiscretas, demasiado avanzadas para su edad.
Ayudarlo a armar ideas.
Llevarlo a la plaza. Verlo jugar.
Escuchar otra vez cómo me dice “tía”, para desmoronarme de amor.
Tirarnos en el pasto a ver las nubes.
Verlo reír. Verlo archivando las cosas que le enseño.
Correrlo sin atraparlo, cansarlo de jugar hasta que le agarre modorrita
Y se quede dormido en mis brazos
Mientras le canto.
Y le hago mimos en la cabeza.

Un día, hace unos meses, mientras íbamos mirando por la ventana y hablando de otras cosas, me miró y me dijo: “Io kedo mucho”... yo no caí, pensé que hablaba de otra cosa, y le pregunté ¿qué querés?. Me miró, medio enojado, y me dijo “ A vos”.
Me derretí.
Lo extraño.

El Señor de los Problemas



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One ring to rule them all
One ring to find them
One ring to bring them all
And the darkness bind them




Anillo???
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Problema???
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Quilombo en la cabeza...???
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Pobre Frodo, cargando con semejante peso.
Ése maldito problema que no puede ser destruído sino donde lo forjaron.
Problema que corrompe voluntades. Hasta la propia.
Que tiene en contra hasta al mejor de los magos.
Qué largo y difícil el camino.
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Saldo de un año que todavía no empieza


Este año he incrementado en dos el recuento de almas que me entienden. Dos encuentros de almas en un año... en un año que todavía ni empieza.
Complicidad, entendimiento. Es muy mágico. Es genial. Me llena. Me hacen sentir bien, viva, humana. Que me hagan conocer cosas nuevas, enseñarles algunas otras. El queso con dulce de leche, Iemanjá. La Avenida de los Incas, Sarava, Sarava. Sagitario y tu constelación Baten, el pasatiempo secreto de Sherlock Holmes. Kevin Yohansen, plantas albinas.
Que me dejen entrar en sus pequeños mundos y yo abrirles una puerta al mío, secretos, contarnos la cotidianeidad, hablar sin tapujos. Humor del mío y del suyo, que es el mismo. Llegar a un punto en el cual las cursilerías como éstas no suenan como tales.
Este año he incrementado en dos el recuento de almas que me entienden. Y ya van... tres.
Muchas gracias, Marcos y Mica... se puede decir que los quiero mucho. Fuerza para los dos.
Y ahora lo subo, antes de autocensurarme.
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