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Amalia Fortunata Venturosa

Haciendo tiempo para no estudiar recuerdo que en los primeros años de la primaria, la maestra escribía palabras sueltas y que debíamos hacer oraciones con ellas. Y que yo incluía varias en la misma oración. Con diez palabras de mi diccionario seleccionadas al azar, hice ese ejercicio otra vez. Éstas son las palabras y el texto que quedó:

Insulto / Sentencia / Embeleco / Oscuro / Entelerido / Ver / Rara avis / Reparación / Traslúcido / Torcido

Sus dientes estaban muy torcidos y amarillentos por culpa del cigarrillo. El olor que se percibía al pasar por la fábrica Marlboro la transportaba instantáneamente a los relatos de su abuelo, que tenían olor a nicotina. Los relatos de ese hombre nunca fueron traslúcidos, siempre estaban teñidos de amarillento. Amarillento como esos dientes y como las fotos que setenta años después le recordaría esos momentos felices.

Amalia Fortunata Venturosa tenía ahora nietos; se suponía que era su turno de tallar mentes infantiles. Se propuso engatuzar los pensamientos del pequeño Francisco con embelecos de mil calañas; quería predisponerlo a ser un soñador empedernido. Malena fue un insulto para sus propósitos; la niña había resultado ser más idiota de lo que parecía a simple vista. Nunca pudo lograr que prestara atención a sus relatos, ésa cría seguramente estaría destinada a seguir los cánones de belleza pautados para su generación y ganarse la vida con eso. Ángel, por su parte, era excepcionalmente maleable. Rara avis. La anciana estaba segura de que luego de impartirle un par de sesiones de ficción, su mentecita no tendría chances de reparación. Ver ésto la llenaba de satisfacción. Macabra, era esta vieja. Entelerido, quedaría este niñito. Oscuro, veía ella el futuro de sus trastornados retoños.

“Amalia, ¿en serio piensa que la escuchan? dijo su ama de llaves. “Esos canarios no entienden nada de lo que usted les cuenta”.
“Amalia, usted sufre de un interesante trastorno de personalidad”, fué la sentencia del psiquiatra.

11 comentarios:

Walterio dijo...

Lindo ejercicio, lindas palabras, va mi texto:

Tras dictar la sentencia, el acusado soltó un insulto hacia el oscuro juez. Falló... ninguno de sus embelecos pudo convencerlo... Entelerido, sabia que los demás lo iban a ver como rara avis, un futuro poco traslucido se avecinaba. Mientras caminaba torcido una lagrima recorrió su rostro y comprendía que lo que había hecho no tenia ningún tipo de reparación.

Saludos!

Bla. dijo...

Wow!
Qué conciso!
No me había dado cuenta de la connotación legal que podían tener todas esas palabras... lo último que hubiera estudiado como carrera sería abogacía. (O contabilidad).
Gracias, muy bueno!
Besos!

Anónimo dijo...

Oh, muy copado, me gustan los relatos con finales como ese. Son mis favoritos!

Saludos Pina!

Barbi dijo...

Me recuerda a mi(nuestro) cuento del gato. Te iba a desafiar a hacerlo más conciso, pero Walterio se me adelantó y lo hizo. Igual, buen trabajo.

Alexander Supertramp dijo...

Me trajo lindos recuerdos el ejercicio! Me acordé de mis primeros cuentos. Esos que escribía cuando me alcanzaban las dos manos para contar mi años de vida. Me acuerdo que los escribía en la máquina de escribir de mi abuela y me encantaba!!

Gracias Peanuts! Me hiciste de DeLorean y de Doc todo junto..!

Alexander Supertramp dijo...

Ah! Y lo tenía medio olvidado a este blog. Tal vez sea, porque se me olvidó por un rato lo lindo que era leerte...

Prometo volver más seguidito. A mí me lo prometo...

Bla. dijo...

Andrés: Oh, pues entonces debería de mostrarte tu prima nuestra obra literaria...

Y te recomiendo este post:
http://kaleidoscopio-k.blogspot.com/2007/01/mi-querido-agente-003.html

Barbi: Nuestro y de Marquillos. Remember. Aunque Marquillos doesn´t remember.

Rodrigo: A mí también me trae recuerdos así. Yo juntaba todas las palabras sugeridas en la menor cantidad de oraciones posibles. Algunas maestras flasheaban, otras se sentían "ofendidas".

Rodrigo bis: Gracias por las flores. También te tenía olvidado.

Barbi dijo...

Marquillos no lo recuerda porque él no hizo más que la impresión!!!!

Bla. dijo...

Y los sellitos!!!

(¿Recuerdo mal o eran de su novia?)

Barbi dijo...

Qué sellitos??? lo único que recuerdo muy bien de esa oportunidad es que estaba en la casa de él y me dijo que olía como Vane, que debía de usar un perfume similar. A lo que le dije que no usaba perfume. Mero pretexto para olfatearme, supongo.
Qué boludos que éramos los tres para esa época!!!!!

Signaturio dijo...

Una rara avis fue el juicio que pude ver en el salón de cristales traslúcidos, en el que los insultos de los embelecos hicieron que un juez entelerido olvidara dictar sentencia; impidiendo, con su omisión, la reparación de un hombre oscuro y torcido.