El gato más refinado de todos los gatos con los que me crucé en la vida. Un gato pardo, originario del centro de América del Sur. Allí donde están las ruinas del Machu Pichu, nació este gato.
Lo crucé en un viaje, fabricaba pulseritas para vender cuando llegara a Brasil. Un gato de mundo. No tenía ojos ni cuerpo de gato, su mejor arma era lo que dejaba escapar de su boca. No era suave ni mullido este gato, pero sus maullidos eran hipnotizantes. No era nada evidente, lo hacía parecer todo obra del destino.
Un viaje de muchísimas horas, de lo cual lo único que tengo nítido es el recuerdo del gato. Puentes, llanuras, ríos, bosquecitos, noche, día, polvo, mucho polvo, gato refinado. Gato experimentado. Gato de mundo. Gato viajaba como polizón, gato no durmió en la noche. Gato me pagó una chocolatada, Gato se hizo de muchos amigos. Gato no tenía celular, estudiaba en La Plata. No me enamoré de Gato ni mucho menos, sólo nos dió ganas de seguir con Gato hasta el fin del mundo, donde parecía que se dirigía.
Gato el innombrable por su condición de Gato.
6 comentarios:
Que lindo es conocer gente libre, que se atreve, yo me hubiera enamorado, bah, porque soy hiper enamoradiza jajaja
Besos :)
Sisi, es lindo conocer gente libre, te contagian. Yo recién ahora, un año después, intento que me dejen ser. saludos!
con mi hermano de chicos manteníamos una estúpida disputa entre quienes eran mejores los gatos o los perros. Durante mucho tiempo mi hno. me convenció que el perro era más inteligente, con el tiempo comprendí que además de una estupenda destreza y belleza para moverse, el gato nunca se terminaba de dejar domesticar, siempre te hacía saber que entre vos y los techos de chapa en verano, se quedaba con los techos de chapa.
Exactamente por esas características es que asocio a ese hombrecito con un Gato.
Saludos!!
Pusiste en tu boca cosas que ambas pensamos... Pero yo creo que mentís, ambas nos enamoramos(algo muy pasajero quizás, pero enamoramiento igual)de ese Gato que nos transtornó un poquito y nos hizo desear la libertad que él poseía. Y pensar que hace dos meses nos invitó a irnos con él a recorrer todo lo qúe el ya conoce, y preferimos quedarnos en casa cuidando perros. Yo no lo olvidó a ése Gato, y menos aún el beso que me dió en la mejilla mientras dormía. Fué un robo delicado, e imposibilitada de decirle algo, lo miré y seguí durmiendo.
No recordaba eso. Y ahora que lo pienso, sí que nos trastocó; es verdad que desde ahí comencé a querer esa libertad. Y si, quizá no me enamoré, pero si tuvimos enamoramientos... que no son la misma cosa... por lo menos para mí. Igual, viéndolo desde lejos ahora, es muy probable que el enamoramiento no haya sido de él sinó de lo que él significaba.
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Muy bueno tu detalle... llamándolo a él "Gato", nos quedamos en casa cuidando "Perros". Qué sutil.
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Muchos abrazos. Muchos.
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